Una vez
terminado el libro lo primero que hice fue registrarlo en el registro de la
propiedad intelectual. Es un trámite simple y que te quita futuros problemas.
Lo único que tuve que hacer es llevar un ejemplar encuadernado (Lo imprimí y le
puse un gusanillo) y personarme en el registro. Allí me hicieron rellenar unos
formularios y me pidieron que pagase una determinada cantidad de dinero. Creo
que no era mucho, unos 10-15€.
A
continuación lo hice circular entre amigos y familiares de confianza. Y les
pedí que fuesen críticos con el libro. A nadie le viene bien que le digan lo
bueno, alto y guapo que es, sino que le tienen que decir tus defectos para
poder corregirlos.
Mientras
que los conocidos se leían mi obra, no me pude contener más. Busqué por
internet y encontré un listado de editoriales. Ya había leído en algunos foros
que no era recomendable mandar un mismo email a todas las editoriales, así que
envié el libro de forma individual a cada editorial. En total creo que fueron
unas 30 editoriales. Ese día estaba emocionado, quien más y quien menos sueña
con que a un editor de una gran editorial le guste tu obra y decidan
publicártela.
A todo
esto me fueron llegando las primeras impresiones de mis conocidos. A algunos
les había gustado más y a otros les había gustado menos, pero ninguno le veía
grandes errores al libro. Sí que encontraron pequeños fallos de ortografía o
palabras mal escritas. Corregí esos
errores y decidí que ya no cambiaría nada. (Más adelante me tragué estas palabras
porque pequeños errores los hay en todos los textos y más en un libro de este
volumen).
Con el
paso del tiempo me fueron llegando las primeras respuestas. Algunas editoriales
me respondían que no contemplaban la edición de libros de los cuales no habían
pedido referencias, otras alegaban que ya tenían la previsión de publicación de
ese año, sin embargo había algunas que me decían que se leerían el libro y que
me contestarían en unos meses.
Con
toda mi buena voluntad me hice una hoja Excel donde anoté esas editoriales y
las fechas aproximadas en las que me responderían. Me ilusionaba pensar que por
fin algunos profesionales iban a valorar mi trabajo.
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